Se trataba de una comunidad de unos 20 franciscanos que pertenecían a la comunidad franciscana de Cantabria. Tras la desamortización de Mendizábal sólo quedaban 10 franciscanos así que fue abandonado, enajenado y convertido en viviendas y almacenes. En el año 1934 un incendio le destruyó completamente, quedando solamente los muros verticales y la que fue iglesia, hoy cocheras y almacenes. No se tienen muchas noticias de él, pero los documentos dicen que tuvo mucha importancia, como atesoran los pleitos que mantenía con la Iglesia de San Vicente sobre los derechos de entierros, decir misas o administrar sacramentos.
La iglesia es de una sola nave con varios tramos cubiertos por bóvedas de crucería. La puerta principal está en la actual carretera, donde se pueden ver los potentes contrafuertes. En los muros del interior todavía se pueden ver los restos de sepulcros góticos con decoración en el intradós. Pertenecía a este convento la sillería que actualmente se halla en la Iglesia de San Vicente.